Teo Muchosdedos
Termina el verano y es el momento de ultimar algunos detalles de los libros que saldrán este otoño. En este momento estamos terminando de dejar listo Teo Muchosdedos, un libro ilustrado por Pere Ginard y publicado por A Buen Paso que llegará a las librerías entre octubre y noviembre.
Pruebas de maquetación, correcciones, últimos cambios… En el caso de los libros ilustrados, álbumes y libros informativos este es un momento doblemente interesante para mí. Por una parte, tienes por primera vez una visión de conjunto del trabajo que han estado realizando los otros miembros del equipo: editora, ilustrador, diseñador. Ahora es un poco menos tuyo y más de todos, y en ese gesto el texto ha crecido, se ha enriquecido y, con un poco de suerte, ha ganado en niveles de interpretación. Por otra parte, ahora que el libro comienza realmente a tomar forma te enfrentas nuevamente al texto tratando de mantener cierta distancia que te permita ser precisa. Precisa para hacer las correcciones necesarias, pero no más. Precisa para limpiar y despejar, pero no traicionar el tono del texto. Precisa para mejorar, pero no volver loco al maquetador con tus cambios, priorizando lo necesario y aceptando que todo texto podría mantenerse vivo y cambiante a lo largo de tu vida.
Teo Muchosdedos es un cuento sobre jardines y jardineros, sobre la paciencia y el amor por los detalles, sobre la capacidad que tiene el trabajo bien hecho de hacernos felices. Y cuando me siento ahora a escribir sobre su inminente llegada a las librerías, eligiendo algunas de las ilustraciones que ha realizado Pere Ginard y pensando en el cuidadoso trabajo de la editora de A Buen Paso, Arianna Squilloni y en el trabajo siempre esencial del diseñador, Miquel Puig, me doy cuenta de que ese mismo amor de Teo por los jardines lo tenemos muchos por los libros. O por los jardines y los libros. O por los jardines, los libros y las personas que viven de este modo, tratando de que cada nuevo trabajo sea algo especial, algo en lo que volcar lo que sabemos para que crezca y perdure lo que tenga que perdurar (quizá una radiante estación, quizá cien sabios años).