Diarios
Llevo escribiendo diarios desde la adolescencia. Recuerdo que el primero que nos animó a escribir un diario fue un profesor de primero o segundo de EGB. Era algo grueso y a veces se metía la mano por la parte trasera del pantalón, rascándose. Siempre que pienso en la primera vez que quise escribir mi diario, me acuerdo de ese profesor y ese gesto, como si mientras nos animaba a tan noble actividad cayese en la ordinariez más asombrosa.
Escribir un diario es, creo, tratar de olvidar que escribes un diario. Ir registrando puntos que no tienen verdadero sentido hasta que no se unen unos con otros y los miras con distancia. Es encontrarte rascándote sin pudor y admitir que también eres eso.