¿Y qué contamos en la fiesta de Edelvives?
El pasado 9 de junio, jueves, se celebró en Madrid la entrega de los Premios Edelvives 2016. Y allí estuvimos Isabel Hojas (recién llegada de Santiago de Chile) y yo para recoger nuestro premio de álbum ilustrado para nuestro proyecto “La familia de la vajilla impar”, que se publicará en otoño.
La entrega de estos premios van acompañadas cada año de una gran fiesta, en la que la editorial sorprende a los invitados (¡y a los premiados!) con una puesta en escena siempre distinta y espectacular. Este año se celebró en el Nuevo Teatro Alcalá y giró en torno a la danza y pudimos disfrutar de distintos números de danza a cargo de la compañía Los Vivancos, alternándose con la lectura de algunos fragmentos de las obras premiadas y la proyección de imágenes relacionadas con ellas.
Y tras una divertida entrada en escena de los premiados en el escenario del teatro (¡bajo la inmensa capa roja de uno de los bailarines!) nos tocó decir unas palabras sobre nuestro trabajo. Esto es, aproximadamente, lo que contamos Isabel y yo sobre “La familia de la vajilla impar”, por si a alguien le apetece curiosear.
Voz en off acompañando a las imágenes del álbum a modo de introducción:
Hay quien piensa el mundo en números pares.
Dos candelabros, cuatro cucharas, seis tenedores, ocho copas de vino.
Pero lo cierto es que la vida está llena de números impares, de pérdidas, de reinvenciones, de extravíos.
Esta es la historia de la familia de la vajilla impar… y de sus incontables amigos.
Palabras de Isabel Hojas
Hace unos años nos conocimos con la Cata en la feria del libro de Guadalajara. Nos hicimos amigas y nació la idea de hacer algún libros juntas. La idea quedó rebotando y se hizo más fuerte luego de que la Cata viniera a Chile con su novio José de visita.
Con la Cata nos tomamos las cosas con calma, paso tiempo y entre otras cosas, me casé. Uno de los regalos que nos hicieron, fue un juego de loza. El regalo nos lo hizo mi tía abuela Felisa: loza blanca, de porcelana, para las comidas más elegantes.
Cuando entra ese tipo de cosas a mi casa , como una especie de rito y para que quede listo para usar, lo lavo. Luego de lavar todo, hice espacio en un mueble y lo guardé.
Al terminar, miré todo el juego, los platos apilados en pequeños montones, las muchas tazas y tacitas. Antes de cerrar la puerta del mueble, pensé, con esa mezcla de aprehensión y ansiedad que generan las cosas nuevas : ¿Cuánto tiempo me irá a durar completo? Esa misma tarde, la Cata me mandó un mail, con la historia de la vajilla impar. Fue una invitación irrenunciable.
Palabras de Catalina González
La historia del álbum es muy sencilla. A través del recuento de piezas de su vajilla cuenta la historia de la familia protagonista a lo largo del tiempo, desde que los niños son pequeños hasta que crecen.
Desde el principio quisimos que fuese un cuento acogedor. No solo porque habla del hogar, sino porque nos apetecía dar forma a un álbum en el que perderse, en el que mirar y mirar. Un álbum al que quisieras regresar, como se regresa una y otra vez a las pequeñas anécdotas que van dando forma a la historia familiar. Isabel ha conseguido eso y mucho más, pues ha llenado ese espacio doméstico de calidez, de humor y también de verdad.
Una de las cosas más bonitas del proyecto es que hay un continuo juego entre texto e ilustración. Mientras el texto se centra en el recuento de las piezas, con sus continuos ajustes y correcciones, las ilustraciones nos muestran escenas cotidianas en las que podemos descubrir el destino que esas piezas han sufrido, demás de apuntes sobre pequeñas tramas que vamos siguiendo a lo largo del tiempo.
Hay mucho de Isabel y de mí en este álbum. De nuestras infancias y también de los libros que nos gustaban de niñas, a miles de kilómetros la una de la otra.
Me gusta pensar que este es un cuento feliz sobre una familia imperfecta. Una celebración, en definitiva, del estar juntos y quererse.